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Hermanas de distintos países se encontraron en el Jubileo

El mes pasado la comunidad josefina peregrinó de Estados Unidos, Argentina, Madagascar y Rumania a Roma para el Jubileo de la Esperanza. Las hermanas que viven allí las recibieron en la ciudad eterna a las hermanas peregrinas para compartir un momento fraterno como hijas del Padre.

Foto grupal - Jubileo Josefino

Les compartimos el testimonio de la Hna. Eneyda Martínez Rivera, que vive en Estados Unidos, y de la Hna. Mica Boudet, que vive en Casa Madre:

Estos días han sido gran regalo para mí; un tiempo de gracias y bendiciones. Mientras nos preparábamos para este viaje nos recordábamos la importancia de saber que no íbamos por motivos turísticos, que el propósito era encontrar y dejarnos encontrar por Jesús.
El estar en Roma y compartir con las Hermanas me ayudo a profundizar en este “estar con Jesús”. El saber que no hay cultura o lengua que pueda contra el lenguaje del Amor. Yo no conocía a todas las Hermanas, y los chicos tampoco, pero cuando compartíamos era un ambiente de familia. Las Hermanas se referían a los chicos como sus chicos y ellos me decían “ya volvemos a casa”. Esto para mi ha sido muy edificante, saber que somos familia. Estemos donde estemos son mis Hermanas, las conozca en persona o no, son mis Hermanas.

Fueron días fuertes, físicamente fuertes, pero a la vez eran momentos, oportunidades, de entrega, de ofrecer por la Iglesia, por tantas personas que nos pidieron oraciones. Me hizo dar cuenta que muchas veces quedo corta con lo que puedo entregar por los demás. Ahora que reflexiono un poco en todo lo que tenia que hacer (madrugar, comer mas tarde, caminar un montón, etc.) no puedo creer que eso lo hice yo…y aquí es donde solo puedo agradecer a Dios por tantas gracias y por mostrar que incluso en lo pequeño El, y solo El, es mi fuerza.
Esta experiencia solo deja en mí, agradecimiento.

Solo puedo agradecer la oportunidad de ver el rostro de Jesús en esta familia Josefina. Doy gracias a mis Hermanas que viven cada día entregándose por amor. Esto es lo que mas me impacta, el saber que a nivel Congregacional estaban todas allí, con nosotros. A los que fueron conmigo esto es lo que les impacto, cuando compartimos, decían que les motivaba mucho que al salir, las Hermanas estaban a la puerta para darles la bendición y al volver estaban pendientes a preguntarles como estaban. Esto para ellos ha tenido un enorme significado porque se saben amados y acompañados. Saben que hay alguien que se preocupaba por ellos. Y así mismo con las oraciones, sabemos que han estado rezando y ofreciendo por nosotros…solo puedo agradecer.

– Hna. Eneyda

El encuentro con las hermanas de distintos lugares y culturas de nuestra congregación fue muy fuerte para mí. Este encuentro significó mi verdadero Jubileo porque viví más profundamente el conocer a las Hermanas que el Jubileo de jóvenes propiamente dicho.

Encontrarme con ellas fue por fin ponerle rostro a sus nombres; ver a las hermanas italianas fue muy fuerte, su testimonio de entrega es admirable, verlas como a pesar de su edad, siguen poniéndole todas las fuerzas y ganas de vivir. Las hermanas Rumanas siempre al servicio, ellas ayudaron en la cocina y en lo que se necesitaba. Y conocer por fin a las hermanas de Madagascar, fue muy emotivo, son muy atentas, simpáticas y profundas, tienen una alegría muy particular. Experimenté una gran fraternidad. Doy gracias a Dios Padre por cada una de sus hijas.

– Hna Micaela

Para terminar, les dejamos unas palabras que nos compartió la Hna. Colomba, que siendo italiana, fue una de las encargadas de recibir a la comunidad peregrina:

No solo ha sido fructuoso para todos ellas y los jóvenes que también vinieron, sino para toda nuestra comunidad de Roma. Nos alegramos cuando nos dimos cuentas que era estaba representado todo el Instituto, ¡Bendito sea Dios!
Hemos apreciado el esfuerzo, todo el caminar que hizo todo el grupo para visitar los lugares más importantes de Roma y, sobre todo, estar presentes en todos los eventos organizados para el Jubileo. Hemos compartido en casa algunos momentos de encuentros fraternos, no solo la cena preparada con amor por las Hnas., sino también el intercambio de experiencia espiritual, muy valiosa.

Los jóvenes, con mucha libertad, han dado testimonios de las gracias recibidas en cada momento, en particular durante el tiempo de Adoración Eucarística, también de la Santa Misa de clausura y el mensaje del Santo Padre. Nos dijeron: «estamos edificados por la alegría, la sonrisa y la disponibilidad que ustedes tienen para con nosotros, nos sentimos como en nuestra casa». Nosotras también los hemos sentido como de la familia y cuando tocaban el timbre decíamos: “¡son nuestros jóvenes!”. Han quedado emocionados de escuchar la historia de la vocación religiosa de algunas de nosotras y de cómo el Señor llama por diferentes caminos.

¡BENDITO SEA DIOS POR EL DON DE LA FRATERNIDAD QUE NOS HA DEJADO NUESTRA QUERIDA MADRE CAMILA!

– Hna. Colomba

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