Nuestra Misión
Nuestro apostolado nace de la íntima unión con Cristo Pobre, vivido con alegría y sencillez.
Buscamos responder a las necesidades de nuestro tiempo asilando, acogiendo y cobijando toda pobreza y abandono, dedicándonos a la asistencia y educación de niños y jóvenes, enfermos y ancianos, con una opción preferencial por los más pobres y abandonados.
Fieles a nuestra misión, debemos ser:
- Mensajeras y testigos de una esperanza: somos hijos muy amados en las manos del Padre.
- Acogedoras, compasivas y misericordiosas ante todo dolor y desamparo, descubriendo las nuevas formas de pobreza que requieran nuestro servicio apostólico desinteresado.
- Eucarísticas, marianas y josefinas, viviendo entre nosotras y en nuestras obras al estilo de Nazaret.
- Disponibles, desde nuestra pobreza, a vivir la misión AD GENTES.
“Insto a mis hijas que no dejen jamás de usar mucha paciencia, dulzura y caridad con todos, en particular con los pobres enfermos menesterosos, ancianos y niños abandonados, que son miembros predilectos del cuerpo místico de Cristo.” – Madre Camila
Madre Camila tenía una gran experiencia acerca del dolor y el sufrimiento humano. Su corazón generoso la hizo volar en ayuda de los necesitados, dándose a ella misma, sin límites. Hoy, nosotras, herederas de esta misión, buscamos vivir de la misma manera estando presentes en colegios, guarderías, hogares de niños, hogares de ancianos, hogar de madres, hospitales, centros de espiritualidad, comedores, misiones.