El fin de semana del 13 de abril tuvimos un encuentro en el Noviciado, de Madres de nuestras comunidades de Argentina y Uruguay.
Fue un encuentro hermoso, en el cual hubo momentos de oración, formación y compartida, lo que generó un clima de intimidad y fraternidad. En esta jornada, las madres se llenaron del amor de Jesús para cumplir con su misión de animar, custodiar y acompañar nuestras comunidades.
Les compartimos el testimonio de Madre Aurora Guardia sobre su participación en el Encuentro de Madres:
“Al compartir este testimonio, agradezco la posibilidad de poder gustar de nuevo este hermoso Encuentro que tuvimos, con las Hermanas que están a cargo de la misión de acompañar, guiar, sostener. Fue un Encuentro muy rico, muy sencillo, profundo. El eco que me quedó, es el tema de la vulnerabilidad como rasgo del Liderazgo de Jesús y la riqueza inmensa que esto contiene, saber que uno es animador, acompañante, cuando se sabe vulnerable; la capacidad que Dios nos da para este ministerio, el de ser servidor, de una manera mas consciente tal vez, reconociendo el propio límite. Otro rasgo, son extractos de la Carta Circular que la Madre Florencia nos compartió para este año, donde “caminamos humildemente con nuestro Dios”. Algo que quisiera compartir tomando textos propios de ella, desde hace un tiempo y en continuidad con las resonancias compartidas en la Asamblea y sobre todo en el misterio inmenso e inmerecido de la Redención, es que me volvió a resonar muy fuerte, nuestra opción de vida abrazada libremente; nuestra identidad de consagradas. No solo hemos querido vivir como creyentes abrazando el mensaje del Evangelio, sino que hemos optado por querer vivir la misma vida de Cristo es decir, abrazar su forma de vida e identificarnos con Él. Después en la Circular, Madre Florencia nos ayuda a hacer como un itinerario interior, para sentirnos en este caminar con paso seguros al lado de Dios. Por ejemplo preguntas que me resuenan y que también hemos charlado en comunidad y qué hemos hecho como un examen comunitario, y es: ¿nos hemos olvidado de la belleza de nuestra identidad? ¿hemos perdido el sabor de nuestra vida que quiere ser toda de Dios?, ¿dónde está nuestro tesoro?, ¿cuáles son nuestras preocupaciones? ¿por qué nos entristecemos? ¿por qué nos quejamos? ¿qué buscamos desde lo profundo del corazón, cada día? ¿qué nos quita el sueño?… La Circular también entona nuestra vida comunitaria y también hace este pedido de revisar nuestro propio llamado, sin importar cuántos años llevamos de casadas. La madre nos invita a hacer memoria de nuestra historia entretejida con Jesús y nos hace dar infinitas gracias de la fidelidad de nuestro Esposo y nos invita a revisar nuestra vida interior, nuestra calidad de vínculo con Él: ¿camino con Él?, mi vida ¿es un caminar a solas? ¿o no puedo pensar mi vida sin pensar en los deseos, la voluntad o el querer del Señor, mi esposo?… Yo agradezco profundamente este Encuentro que me trajo mucha paz y me hace mucho más consciente de la misión que el Señor me pide que viva y que comparta con mis hermanas”.