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Novena Navidad: Noveno día, 24 de diciembre: El Niño Jesús

Oración para todos los días
Aquí estamos, Señor, reunidos en torno a ti, no deseamos nada más sino encontrarte en nuestras vidas; así como te reconocieron Ana y Simeón queremos reconocerte en el niño que nace en Belén. Prepara tú nuestros corazones para que recibamos con alegría y compromiso el Reino de Dios que se hace presente entre nosotros, proclamando con todos los ángeles y a través de nuestra vida “Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”. No cierres tus oídos a nuestra oración para que meditando el misterio de la encarnación, sigamos más de cerca, con Espíritu de hijos, al crucificado que ha resucitado. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Presentación del personaje del día
Jesucristo es la verdadera razón de esta fiesta. La Navidad es el nacimiento de Jesús, y decir que Dios se ha hecho hombre, es afirmar que no es un Dios lejano sino que ha querido asumir todos “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres” de todos los tiempos, “sobre todo de los pobres y de cuantos sufren”.
Escuchemos la narración del nacimiento de Jesús según el Evangelio de San Lucas.

Lectura Bíblica: Lc 2,1-7

En aquella época apareció un decreto del emperador Augusto, ordenando que se realizara un censo en todo el mundo. Este primer censo tuvo lugar cuando Quirino gobernaba la Siria. Y cada uno iba a inscribirse a su ciudad de origen. José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue.

Meditación
Ante el misterio de la encarnación del Hijo de Dios, no se puede hacer más que callar y dejar que hable en nuestro corazón. Por ello, guardemos unos minutos de silencio y contemplemos al niño que hemos encontrado envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

Oración final
Querido Niño Jesús,
así comenzábamos nuestras cartas a ti cuando éramos pequeños,
hoy queremos decírtelo porque hemos encontrado
la grandeza de tu amor por nosotros.
En nuestro caminar, nos hemos apartado de ti,
pero hoy queremos descubrirte de nuevo,
recibirte y seguirte por donde nos lleves,
porque reconocemos que tú eres el Señor del universo,
el Rey de la Gloria por siempre. Amén.

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