Con muchísima alegría, y muchas gracias derramadas, los dos grupos de este año terminaron el ciclo de encuentros: “Si Conocieras el Don de Dios”; un retiro de tres etapas, para descubrir la identidad más profunda y el sueño del Padre sobre nuestra vida. 🙏🏽
Por segundo año consecutivo, compartimos este proyecto con la Pastoral Universitaria de la Diócesis de San Miguel. Por lo tanto, hubo dos grupo de más de 60 personas entre jóvenes y adultos, que en paralelo fueron haciendo este hermoso proceso, en el que pudieron profundizar en su identidad y descubrirse infinitamente amados. 🤍


Les compartimos dos testimonios, que son un reflejo de las gracias recibidas, y los frutos que ya se pueden ver:
Elegir hacer el retiro «Si conocieras el Don de Dios» fue de las mejores decisiones que tomé. Empezar a ver todas las acciones paternales que tuvo Jesús en mi crecimiento fue hermoso, darme cuenta de todo esto al hacer el SED 1 me volvió más dócil y me dio más entusiasmo para navegar mar adentro y, no solo descubrir heridas, sino, también, que tengo un Papá, que siempre estuvo conmigo, que siempre provee, que siempre está y que siempre quiere nuestro bien.
Me cambió la forma de ver a Jesús, de sentir su presencia, el descubrir y ver la providencia de como me cuidó, protegió y me levantó ante algunos golpes de la vida; así como, también, verlo en la toma de decisiones correctas a lo largo de mi adolescencia y el haberme llevado a un retiro, con una comunidad, con amigos, hermanos, gente sana y en el momento justo donde estaba vulnerable y débil. Fue algo fascinante y providencial que me llenó de entusiasmo para volverme más loco por vivir adecuadamente mi vida espiritual y, así, poder llevarla a cabo en mi vida a futuro y seguir aprendiendo todos los días.
Aprender que la oración es alimento vital para el alma fue muy sanador, ya que no solía tener mucha constancia al orar o, quizá, no sabía hacerlo correctamente. En estos 3 retiros pude aprender muchísimo sobre eso. Ver que Él es mi Alfarero, que Él forma mi vida, y lo hace a su voluntad, y el saber que tiene un plan, que me llama para ser alguien en esta vida, para ser su hijo amado; dejándome llevar mar adentro, me permitió renovarme, y crecer en la Fe.
Volverme dócil y confiado a Él, saber que conoce mi fragilidad y mis luchas, me trajo paz a mi vida. Conocer las heridas que tanto obstruían mi alma y mi vida espiritual, así como la diaria, fue algo especial, me hizo ver con ojos de amor y compasión a aquel que quizás no me «caía bien», al que «me hizo tal cosa», o «que hace mal las cosas», ser más empático con una mirada de Fe, amor y entendimiento hacia el otro.
Descubrir cosas de mí mismo, madurar, conocerme, amarme desde la Fe, conocer los dones, virtudes y debilidades que Dios me dio, es algo increíble y providencial. Aprender a amar con Dios y desde Dios es algo que quiero mejorar y ser más dócil cada día.
El retiro SED 2, fue muy especial y con mucha providencia, me quedo con una frase que me quedo resonando: «Toda criatura significa y es llamada a manifestar un aspecto particular del pensamiento de Dios. Ahí, encuentra su nombre y su identidad… su felicidad». Al día de hoy sigo recondándola, y sé que es una raíz importante para el descubrimiento de mi nombre, que estoy discerniendo con mucha confianza y convicción, sin forzar nada. En fin, fue algo único que me llevo para mi vida y con ganas de mostrarlo. También, me llevo muchas cosas más, como nuestra comunidad. Así como, ver lo que es y fue San José es atrapante y me hizo dar cuenta de que llevar el nombre de “José”, es hermoso. Estos retiros los viví de la mejor manera y me sentí muy identificado con una frase «Tarde te amé», pero como dije en un principio: nada escapa de la manos de Dios, es todo a su tiempo y Voluntad.
-Francisco Silveyra, Tucumán, 19 años
Jesús me hizo la invitación de navegar mar adentro, pero de su mano. Muchas veces, a lo largo de mi vida, me quise meter en las profundidades de quien soy, pero siempre limitaba a Dios en lo que Él podía mostrarme, había cosas que quería ver y otras que no. Desde que empecé el SED me anime a que Jesús tuviera el control de mi barca y que yo iba a disfrutar del camino, y, así, me fue mostrando desde el primer momento lo mucho que me amaba. Al principio no me costó creer lo del nombre: ¿hay un nombre distinto al que mis papás me pusieron? Yo había pedido a Jesús que sea claro en todo lo que me quería mostrar, porque había muchas cosas que no entendía. Mi nombre llego un par de días antes del SED 2 mientras rezaba el Rosario , cuando se me vino un pensamiento: «Sol María de la Sonrisa», no sabía si era ese, pero me parecía muy bonito. En el SED 2 Jesús me confirmó un poquito lo del nombre, pero no me di cuenta hasta el SED 3 cuando fui uniendo muchos aspectos y momentos de mi vida que no tenían, para mi, ninguna relación. En el SED 3 descubrí lo bonito que es el obrar se Dios ¿Cuál era mi misión?, ser la sonrisa de Dios que ilumina y, ¿con quiénes era esa misión?, con los pequeños, los que tienen la sonrisa más auténtica. Y después de saber cuál es el nombre y la misión, solo querés cumplirla y se hace difícil, porque vienen las tentaciones y el enemigo se mete en eso que Dios tiene preparado, pero con la oración y acompañada de la Gracia se puede, porque no es mi obra, sino la de Dios.
– Solana Bachi, 19 años


Demos gracias al Padre por tanto bien recibido y pidámosle ser cada día verdaderos reveladores de esa Palabra, ese mensaje de amor que Él quiso decir al mundo, a través de nuestra vida.